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Análisis Fílmico de Azul de Krzysztof Kieslowski

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    Interlatencias
  • 29 dic 2021
  • 5 Min. de lectura

Por: David Pichardo



Azul es un filme perteneciente a la trilogía Tres colores del cineasta Krzysztof Kiesloswki. En el siguiente ensayo me propongo analizar la manera en que la imagen, la música y la puesta en escena, como elementos cinematográficos de la secuencia final, convergen para completar la aceptación del duelo de Julie en este largometraje.

La secuencia que analizaré son los instantes después de que Julie logra terminar la partitura de su esposo. Olivier se niega a usar su final, pues a menos que acepte explícitamente haber sido ella la autora de dicha obra, prefiere usar su propio final para la unificación de Europa. Entonces, después de unos instantes ella vuelve a llamarlo para preguntarle si aún la ama, a lo que él responde afirmativamente. Inicio aquí el análisis. Cuando Julie comienza a leer su obra culminada, hay un plano de detalle a la partitura expresando la relevancia que este objeto ha tenido en la película en la psicología del personaje. Y mientras la música se presenta en la mente de Julie la escuchamos en el filme también, por lo que podemos deducir que se trata de un sonido diegético interior subjetivo, según la clasificación del sonido fílmico que Chion hace. Entonces sigue un movimiento lento de grúa ascendente que introduce en primer plano desde el espacio off cuatro el candelabro azul de la habitación de su hija, dejándonos ver a Julie a través de este objeto. No olvidemos que este adorno en la puesta en escena a lo largo de la trama se va cargando de varios significados y se vuelve particularmente relevante en tanto recordatorio del pasado de la protagonista y símbolo de la memoria de su hija, objeto que Julie se niega a abandonar.



El azul como motivo en el filme es un símbolo de la melancolía, no obstante, la melancolía a lo largo de la Historia se ha concebido de dos maneras distintas: por un lado, la melancolía depresiva que sofoca al ser humano, inhabilitándolo de todo tipo de agencia; y por el otro la melancolía positiva, creadora, y liberadora que se asocia al artista. De manera que el color azul posee a su vez una bidimensionalidad en esta película, y en esta escena en particular considero que el significado que debe asignársele a la melancolía del filme es el segundo. Siguiendo esta lógica la música, aparte de tener una función puramente utilitaria, tiene aquí una función más sofisticada: la del símbolo. Sin embargo, se trata de un símbolo doble, pues la partitura estando inacabada representó durante toda la película para el personaje el estatismo y la imposibilidad de seguir adelante, y ahora, al fin terminada significa la libertad y un paso adelante luego del duelo por su pérdida.


Después de que la cámara haga un movimiento de grúa hacia arriba y luego a la derecha del candelabro siguiendo los pasos de Julie por detrás de la pared, la imagen se desvanece en negro para introducirnos a la escena erótica entre Julie y Olivier. Con un travelling desde la mano de Olivier hasta el rostro de Julie, la cámara nos muestra, por primera vez, a Julie permitiéndose sentir placer, iluminada por una luz blanca que transmite una sensación de paz. El rostro de Julie es deformado por el vidrio de la ventana, mostrándonos desde una perspectiva metafórica la plasticidad y por ende la multiplicidad del ser humano, es decir, la capacidad de adaptación que éste posee ante las situaciones más adversas. La grúa hace un travelling hacia atrás mientras la iluminación reflejada en la ventana se va volviendo de un tono azulado, y esta explicita combinación entre el azul y el blanco refuerza el sentimiento de paz y tranquilidad en la personalidad de Julie.


La secuencia termina con un recorrido de imágenes en directa relación con Julie y el recorrido que ha hecho hasta ese momento, superando el sufrimiento que conlleva el duelo y logrando un nuevo tipo de madurez en forma de aceptación: la pantalla en negro seguida de un travelling hacia la derecha poniendo en un plano de detalle el reloj sonando por la mañana y el adolescente testigo del accidente despertando con el pecho desnudo, tocando el crucifijo que Julie le obsequió mientras se muestra una suerte de collage detrás suyo de un beso entre dos rostros, representación del tiempo, el amor y la juventud; un primer plano de la imagen del rostro de la madre de Julie refractada por el televisor y la ventana, alegoría de la vejez -y quizá la muerte- al final de la vida; un travelling hacia la izquierda que muestra el club nocturno donde dos mujeres bailan extasiadas sobre una plataforma giratoria y el primer plano del rostro de Lucille dividido a la mitad por una luz blanquecina, aparentemente desde detrás de un confesionario, símbolo de la pasión y su aceptación como elemento inherente al ser humano; el movimiento de grúa primero ascendente -revelando la mano del médico y la máquina de ultrasonido obstétrico- y después, hacia la derecha mostrándonos en la pantalla al bebé de Sandrine que se mueve vivazmente, seguido de un travelling a la derecha hasta focalizar el rostro de Sandrine esbozando una sonrisa, alegoría de un nuevo ciclo y la alegría que éste provoca en otros; el primerísimo plano de un ojo, sentido primigenio receptor de la imagen y gracias al cual existe el cine y su arte. Todos componentes fundamentales que envuelven al individuo en tanto entidad sensible. Entonces el primer plano de Julie, llorando explícitamente por primera vez en la película, aceptando su tristeza y comprendiendo que su duelo debe tener un final.



Por último, durante toda esta última secuencia observamos una serie casi ininterrumpida de travellings diversos, lo que dota al filme de un dinamismo magistral, pues recordemos que el movimiento, desde la filosofía helenística y en varias épocas de la Historia, se ha considerado la única manera de cualquier tipo de progreso. Aristóteles, por ejemplo, definía el movimiento como “el acto de lo que está en potencia, en tanto que está en potencia”, es decir, que todo aquello que no se mueve aún así se encuentra en potencia del cambio, pensamiento que se relaciona directamente con el devenir en la filosofía aristotélico-tomista de la naturaleza de las cosas. El personaje de Julie está estancado en el duelo y aunque todo ente corpóreo esté destinado al cambio, Julie parece negarse al movimiento, de hecho, observamos que su comportamiento complementa el montaje de la película con tomas de una duración larga que expresan un ritmo lento, como si la protagonista no quisiera que el tiempo pasara. Así, la secuencia final colmada de tomas consecutivas en constante movimiento acompañadas de la música que ella logró componer significa para ella la liberación de las cadenas que la ataban al dolor y la posibilidad de al fin poder dejar fluir su ser.



 

1 Michel Chion. La audiovisión. París: Paidós, 1993. (pág 68)

2 Francisco Ferrández, La melancolía, una pasión inútil, 2006.

3 Aristóteles, Física, libro III, Gredos, 1995.

4 Por devenir entendemos movimiento o cambio, por lo que el movimiento no se opone al ser estable de un modo absoluto, en otras palabras, el movimiento es un modo de ser.



 

Interlatencias Revista

Diciembre 2021


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