El imperio final: La narrativa de una revolución
- Interlatencias
- 26 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 mar 2024
Reseña Interlatente de Arturo Gálvez González
Desde hace muchos años en la literatura se ha representado la lucha de clases. La ficción en gran medida ha contribuido a nuestra visión sobre los conflictivos cambios que la sociedad ha atravesado y hoy en día se ha vuelto una de las narrativas estandarizadas, la lucha de los oprimidos contra sus opresores.
En esta ocasión vengo a recomendar un libro que toma este concepto desde el género de la fantasía, cosa que captó mi atención en primera instancia pues es un acercamiento que, a mi parecer, no es tan común. Hasta ahora yo había visto la narrativa de la lucha de clases en la literatura de los últimos años presente sobre todo en el género distópico y en alguna que otra historia de ciencia ficción, así que para mí este libro fue aire fresco. Además, el género fantástico es uno de mis favoritos.
El imperio final, de Brandon Sanderson, publicada en 2006, es la historia de una joven que pertenece a una clase obrera marginada y deshumanizada, en una sociedad donde el mundo conocido está dominado por una sola nación que ha sido liderada durante siglos por un ser inmortal que alguna vez fue una persona. Una tierra desolada donde la luz rojiza de un sol viejo apenas llega hasta un suelo ennegrecido por una constante lluvia de ceniza que todo lo cubre y ensucia. Un país donde la gente teme salir de noche, cuando extraños seres deambulan en silencio ocultos por la niebla.
Si bien el conflicto principal, como ya lo he mencionado, es bastante directo y no es una premisa extremadamente novedosa debo decir que la ejecución me pareció excelente. Especialmente los personajes fueron el aspecto que más destacó para mí en esta obra, la manera en la que perciben su realidad y afrontan el reto que tienen ante ellos es un potente catalizador para el desarrollo del drama en la historia.
¿Qué es lo que realmente se necesita para generar un cambio real?, esta pregunta es el corazón de la obra. Los personajes viven en una realidad donde el sistema realmente parece tan imperturbable y eterno como el hombre que lo creó. Para ellos no hay un precedente de éxito, un ejemplo a seguir o una fuente de inspiración. Y los métodos de opresión son los que cabría esperar: segregación, deshumanización, corrupción y complicidad.
Sanderson realmente explora de una manera meticulosa el funcionamiento del imperio final, sus instituciones, ideología, política y religión. La manera en la que el gobierno no solo mantiene el poder gracias al miedo y la violencia, sino también a través de la destrucción de la cultura, la erradicación mediática del pasado, de la historia del mundo.
Ante este descorazonador horizonte un personaje es el alma de la revolución, pero, aunque en apariencia solo hay un líder, todos los demás son piezas indispensables para la creación del movimiento. El grupo principal en verdad se siente como una muestra de todo lo que se necesita para hacer que una idea se convierta en realidad. Personas con distintos orígenes, ideas y visiones, trabajando juntas en favor del cambio, arriesgándolo todo, dudando, tratando de guiar a un pueblo resignado y supersticioso. Haciendo sacrificios, incluso si para algunos eso implica volverse parte del retorcido sistema que buscan destruir.
Algo que también aplaudo es la aproximación tan humana que se hace del conflicto, cómo los miembros de la clase privilegiada también dudan en silencio, consientes de la fragilidad de su posición. Los hay crueles, complacientes, impotentes, otros cuantos ignorantes, unos pocos ansiosos por buscar algo mejor, y todos son remplazables ante los ojos del sistema que los ha alzado sobre los demás.
En fin, no puedo dejar de recomendar El imperio final que, a pesar de ser la primera parte de una saga (Nacidos de la bruma), para mi sorpresa contiene una historia que se siente satisfactoriamente auto conclusiva y que también me dejó con ganas de seguir conociendo su universo.
Interlatencias Revista
noviembre 2022
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