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El narco y la fauna de México

  • Foto del escritor: Interlatencias
    Interlatencias
  • 19 may 2022
  • 4 Min. de lectura
Crítica Interlatente de Sandra Muñoz
 



Lo que nos diferencia de los animales es nuestra capacidad de raciocinio. Al ser humanos nos es inherente el intentar darle sentido a casi todo, sino es que a todo lo que nos rodea. Los productos culturales no quedan exentos de esto. Sin embargo, películas como Fauna de Nicolás Pereda suponen un reto impresionante a la hora de intentar darle una estructura, un sentido lógico para nosotros como espectadores. Cierto es que desde un inicio nos queda claro que la película no será tarea sencilla. El que Luisa y Paco están perdidos dando vueltas sin sentido acompañado de una cámara subjetiva que nos muestra la carretera, ocultando los rostros de nuestros protagonistas, solamente es un recurso del que se vale el director para marearnos, como si estuviésemos a punto de pegarle a una piñata y fuese necesario nuestra desorientación previa.

Si bien, los primeros minutos de la película están acompañados de cierta alegría por el reencuentro de Luisa con sus padres y su hermano Gabino después de un tiempo de no verlos, poco a poco se va impregnando de un aire de incomodidad, hostilidad y tensión después de ciertos malentendidos entre Paco y la familia de su novia. Estos sentimientos nos acompañarán durante toda la película y se volverán más evidentes con el reiterado uso de planos cerrados, en los que el personaje de nuestro interés se encuentra en el centro de la toma, acorralado por otros dos personajes o elementos a lo extremos, siempre acompañado de una cámara estática dentro de un formato anamórfico. Reduciendo así nuestra capacidad para escapar no solo de esa tensión y hostilidad familiar, sino también de un país donde el narcotráfico está presente de manera constante en nuestras vidas, incluso en los productos culturales que consumimos.


Dentro de la historia se desarrolla otra historia, la del libro que Gabino está leyendo. Esta segunda realidad detectivesca es narrada por él e interpretada por los mismos personajes, esta vez con distinto nombre y pelucas o algún elemento diferenciador a su personaje inicial pero con pequeñas pero claras referencias previamente establecidas a la realidad de Luisa y Paco.

La metaficción ocupa un lugar primordial dentro de la trama y nos lleva a cuestionarnos aspectos clave para comprender lo que tenemos en la pantalla. Primeramente es necesario destacar que la línea entre la ficción y la realidad no existe, al menos no en el universo que Pereda nos presenta. Tener esto en mente nos facilitará el comprender que la trama de Fauna va más allá de ser una simple historia sobre un encuentro familiar. Nos hará ver que es una historia que permite la reflexión no solo sobre la narcocultura interiorizada del mexicano, sino que también establecerá una reflexión sobre el actor, lo que entendemos y esperamos de él, donde es posible destacar la influencia del distanciamiento brechtiano dentro de esta reflexión enmarcada en los límites de un mundo donde no hay diferencia alguna entre la realidad y la ficción.

Algo que se nos hace saber de forma reiterada a lo largo del film es que Luisa y Paco son actores, este último con un poco más de reconocimiento ya que participa en la serie Narcos, lo que le vale cierta aprobación y admiración de los padres de su novia, especialmente de su suegro a quien acaba de conocer. Este último le pide a Paco que actúe frente a él una de sus escenas en dicha serie, ante la negativa de su yerno le pregunta “¿Eres o no eres actor?”. Ambos personajes son actores, tanto en la ficción como en la realidad. Podemos entenderlo como un ejercicio actoral en el que el reto principal es representarse a sí mismos dentro y fuera de la realidad. Es como si el actor estuviese en un cuarto de espejos y dejara de ser posible distinguir a simple vista que imagen es falsa.

Tenemos un claro ejemplo de distanciamiento brechtiano, ya que sitúa al espectador en una posición crítica en todo momento. Ya no tenemos nada que creer, al contrario, se desea que juzguemos, que critiquemos, pero sobretodo que cuestionemos las formas preestablecidas. Nace así una pregunta clave, ¿el actor solo puede representar un papel? La respuesta para mi es no. Esto nos arrebata la ilusión y nos sitúa frente a este ejercicio actoral con elementos de nuestro día a día permitiéndonos crear un juicio ante lo que estamos viendo así como de la realidad que nos rodea pero que solo se vuelve evidente cuando la vemos a través de una cámara. Pereda logra que veamos desde cierta distancia una reflexión actoral que nos lleva a cuestionarnos el lugar que ocupa el narcotráfico en nuestro país y la cotidianidad de tener que jugar algún papel, por insignificante que sea, dentro de una sociedad impregnada por este.

Fauna es una obra autoconsciente que atrae la mirada no solo a su artificialidad, sino también a nuestra realidad. Cuanto más completa y compleja sea una obra cinematográfica más fácil se logra eliminar la ilusión de que lo que vemos en cámara es una simple extensión de nuestra realidad; permitiendo así que se generen preguntas en torno a qué hay detrás de lo que vemos, otorgando un amplio abanico de lecturas y relecturas posibles. Fauna es una obra provocadora y transgresora, no solo para el arte cinematográfico ya que se permite derribar las formas clásicas de construir y narrar una historia, es una de esas obras que no desean ser entendidas de la manera tradicional, al contrario, busca llevar al espectador hacia nuevos lugares poco explorados. Nos ofrece una mirada nueva que nos permite esbozar hacia dónde se encamina el futuro del cine.



 

Bibliografía:

Negrete, P. R. (2014, febrero 17). El ‘distanciamiento’ brechtiano. Mito Revista Cultural. Recuperado de: http://revistamito.com/el-distanciamiento-brechtiano/


 

Sandra Muñoz (1998) es Lic. Ciencias de la Comunicación, sus ejes de trabajo son la fotografía y el cine documental.

 

Interlatencias Revista

mayo 2022

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