Memoria
- Interlatencias
- 19 may 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 may 2022
Crítica Interlatente de Susana Pedroza

En medio de la madrugada reina el silencio y, tras un fuerte golpe, Jessica despierta. Deambula por los pasillos de su casa hasta el comedor para averiguar la causa del sonido sin respuesta. Pensativa, se propone reconstruir mediante su recuerdo la causa de aquel momento y la razón curiosa que le exalta el escucharlo una y otra vez después del golpe inicial. Desde la intriga hasta el llanto, Memoria, filme de Apichatpong Weerasethakul toma de la mano al espectador en una experiencia íntima y sonora para reflexionar: ¿Qué sucedería si tuvieras un recuerdo que no es tuyo? ¿Si contaras con una sensación abrumadora que no te pertenece?
En Memoria, la convivencia con el exterior se basa en el conocimiento de sí. Destaca la espiritualidad y exclusividad con la que son tratados los recuerdos: un momento único en nuestra mente, irrepetible y complementario para nuestra perspectiva. Base de nuestra identidad. La poesía precipitada de nuestros personajes ronda a partir de la descomposición de los cuerpos, la mención de los antepasados y el alma. Cuenta el encuentro de un humano -Jessica- consigo mismo, un creador y la envolvente naturaleza que proporciona la segunda parte de las experiencias sensoriales para sí. El orden que busca a sí mismo con apremiante calma
Así, a modo de un sueño, con la mente en blanco, el filme ganador del premio del Jurado en Cannes plantea a la naturaleza como guía hacia el descubrimiento de nuestra humanidad. Entre el bilingüismo, el silencio y el sonido de cada una de las cosas que rodean en su viaje a Jessica, interpretada por Tilda Swinton, se teje una introspectiva similar a la del viajero en El Pueblo de los Molinos de Agua, cortometraje que forma parte de la cinta Los Sueños de Akira Kurosawa, en donde “¡Vivir… es excitante!” En donde vivir es soñar despierto.
Interlatencias Revista
abril 2022
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