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The Pillow Book: La marca de la pasión.

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    Interlatencias
  • 13 ene 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 24 ene 2021

enero 2021



La idea que se ha generado sobre los tatuajes a través de los años, desde su expansión a occidente, ha sido en su mayoría negativa, concibiéndose como un símbolo perteneciente a las cárceles u organizaciones criminales tales como la famosísima mafia Yakuza. Así, situándonos puntualmente en Japón, el concepto de Irezumi o tatuaje es un término que representa siglos de cultura y creencias sobrenaturales de las cuales su realización se retrataba en un ritual clavando agujas y tintas en seco.


En 1996, el dúo dinámico de la pintura y cinefilia compuesto por el director galés Peter Greenaway, y su compañero cinefotógrafo, Sacha Vierny,-destacado principalmente por haber colaborado con su compatriota Alan Renais (Hiroshima Mon Amour, 1956) y la anterior filmografía de Greenaway-, lanzaron The Pillow Book, una cinta que redescubre los tantos significados que pueden atribuírsele a los tatuajes, siendo temporales o permanentes, logrando el objetivo de transgredir lo abstracto y despertar una intensa sensualidad rodeada de literatura y sudor.



El filme relata la historia de Nagiko, una joven japonesa a quien desde niña le pintaban el cuerpo con kanjis en tinta como regalo de cumpleaños, además de enseñarle a escribir en un diario sus aprendizajes de cada día. Al crecer, debido a problemas familiares decide mudarse de Tokio a occidente para convertirse en una gran modelo. Su vida casi estaba realizada, de no ser porque la única forma en la que ella podría encontrar placer era dejando que alguien pintara sobre su cuerpo como solían hacerlo sus padres.


Además de los tatuajes, The Pillow Book explota principalmente alrededor de una causa que le otorga el nombre al filme mismo, un libro conocido como Makura no Soshi o en traducción al español, El libro de la almohada, creado en el siglo X escrito por una de las damas de la emperatriz Sadako durante su día a día. La historia de este libro radica en la expresión femenina y por ende la visión de la vida de las mujeres de la emperatriz en la nación nipona, un diario – o en su traducción al español, “Libro de cabecera-” que exponía las principales vertientes que desplegaba una vida moralista en la corte.


El filme escrito por el mismo Greenaway crea a los personajes de una propia manera en la que el cine asiático ha sabido ilustrar sus historias, desde personajes con necesidad de sí mismos y codependencia hasta personajes perturbados por su libertad Utiliza a Nagiko, interpretada por Vivian Wu, como una mujer independiente, pero en soledad en busca de un tatuador y a Ewan McGregor como Jerome, un traductor que busca dónde plasmar sus conocimientos políglotos como tatuajes. De esta manera se consolida el objeto del filme en el que, a partir de las experiencias que sufre nuestra protagonista, aprende a escribir y llenar de placeres su propio libro de cabecera como legado para sus descendientes.


Irezumi (Dir. Yasuzo Masumura, 1966)


Tras tatuar y dejarse tatuar, Nagiko se transforma desde su infancia, escribiendo su propio libro de cabecera, hasta volverse ella misma este objeto, situación similar a Irezumi (Masumura, 1966) concibiendo a los tatuajes como la confirmación de lo despectivo y rebelde que puede ser traer tinta bajo la epidermis. Como un enemigo que carcome nuestra identidad hasta propiciar el daño final y terrible que la obra depara. Sin embargo, como base aún para Greenaway, pareció ser éste un símbolo de cariño, un sometimiento del placer o amor al cuerpo, un cuestionamiento a la dependencia y el amor en su más pura expresión dónde existe la quebrantable y diminuta barrera de la personalidad. Y tal como Masumura emplea el siguiente diálogo en su filme, Greenaway lo retrata “El abrazo de la araña (o sea el tatuaje) puede ser más fuerte que el alma del arte del tatuaje”. Así, predomina también una visión de los tatuajes como legado de una experiencia, similar a las cicatrices o por muy abstracto, el sufrimiento como consecuencia de las pasiones del amor.


Tal como en la cinta hongkonesa ganadora de la Palma de Oro Adiós a mi concubina (Kaige,1993), la película brilla por sí misma cambiando de blanco y negro a color representando a los viajes temporales, el pesar de la pobreza y los recuerdos, los reflejos, la forma seductora del cuerpo humano y las situaciones naturalmente grotescas que lo rodean, como la piel tatuada de un muerto. Esto ayuda a definir los fieles recursos de la filmografía de Greenaway quien junto con Vierny, han conseguido la pintoresca visión de las escenas y su iluminación -similar al dúo húngaro-inglés Powell y Pressburguer (The Red Shoes, 1948).


The Pillow Book se concibe como una obra más de exquisitez por parte de este par de cineastas franco-inglés, quienes juegan con la naturalidad de los desnudos, los sentimientos y la simetría como principal medio, el cual condensa el filme en una obra única de erotismo y perversidad. Una evidencia cinematográfica en la que las palabras pueden ser y salir de los libros.





 

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