top of page

The Rider: el duelo de un vaquero contemporáneo

  • Foto del escritor: Interlatencias
    Interlatencias
  • 29 dic 2021
  • 6 Min. de lectura

Por: Axel Olvera





Chloé Zhao es una de las directoras más populares del momento, recientemente por lo mediáticas que han sido sus últimas dos películas: Eternals (2021) de Marvel Studios y la multipremiada Nomadland (2020). Pero antes de dichas producciones, realizó otras dos, ambas grabadas en la reserva de Pine Ridge, en Dakota del Sur, de manera independiente y con poco presupuesto: Songs My Brothers Taught Me, su opera prima estrenada en 2015 y The Rider, la película que atañe a este ensayo, estrenada en 2017. Fue en Pine Ridge donde conoció a Brady Jandreau y su familia, compuesta por su padre, Wayne, y su hermana menor, Lilly.


La historia de Brady causó mucho interés en la directora, ya que se trataba de la clásica y repetida historia del deportista que sufre una lesión y toda su vida cambia, sólo que en esta ocasión no se trataba de una historia ficticia, no eran personajes, sino personas con padecimientos y sufrimientos reales, enmarcados en un contexto y un momento muy específico. Esto se ve reflejado en la película, ya que los actores son versiones ficticias de sí mismos, así, en The Rider, es narrada la historia de Brady Jandreau y su familia (los Blackburn en la ficción). Brady es un joven habitante de la reserva de Pine Ridge en las Badlands de Estados Unidos, toda su vida giraba en torno a los caballos: ya sea porque se encontraba compitiendo en el rodeo (siendo de los mejores jinetes y una celebridad en su región) o porque se encontraba domando y adiestrando caballos salvajes. Esa era su vida, desde joven aprendió, gracias a sus padres y también descubriendo cosas por su cuenta. Con dichos animales desarrolló un vínculo emocional muy fuerte. Hasta que un día, en plena competencia sufrió un accidente, una gravísima conmoción cerebral que lo alejó de las actividades. Esto marca el mayor parteaguas en la vida de Brady, ya que lo imposibilitó de ejercer aquello para lo que él entendía que había nacido, aquello que era lo único que él conocía y aquello que lo constituía ante los demás. En las Badlands la vida es bastante dura, hay regiones en las que la tasa de desempleo es del ochenta por ciento y la esperanza de vida es tan solo de cincuenta años. De esta manera, el entorno influye de una manera brutal sobre el protagonista.


Es en estas condiciones en las que se desarrolla The Rider, una historia de pérdida y de aceptación. Con Brady padeciendo las diferentes etapas del duelo psicológico en la película:


1- Negación: Brady al inicio de la película es presentado como una persona rota: hay dolorosas y claras marcas en su cráneo como vestigios del accidente que tuvo y de la persona temeraria que solía ser. A pesar de esto, Brady cree que algún día sanará completamente y podrá volver a su vida anterior. Es muy claro, ya que es lo que le dice a todo el mundo, -a su familia, a sus conocidos y a sus amigos-, en una fogata nocturna charlando con ellos, sobre lo normales que son los accidentes en el mundo del rodeo, él lo menciona “no abandonaré nada”. También, más avanzada la película, en la oficina de empleos se encuentra buscando algo temporal, ya que según él pronto sanará y podrá volver a los caballos.


2- Ira: esta se manifiesta de manera muy clara en una ocasión en la que el protagonista está ayudando a un adolescente que quiere ser vaquero. Brady lo entrena para montar y también le obsequia la vieja ropa con la que él y su mejor amigo, Lane Scott (quien también sufrió un accidente, pero quedó mucho peor) solían competir. Tras esto, lo reta a una lucha en la que hace un uso excesivo de fuerza contra el joven aspirante a vaquero, en quien ve algo que ya no puede ser, algo que comienza a dar por perdido.


3- Negociación: Brady comienza a explorar alternativas, en un punto de la película un viejo conocido de la familia le encarga el adiestramiento de un caballo bastante salvaje, imposible de montar. El protagonista acepta el reto y para sorpresa de todos, logra domar al caballo con facilidad, aplicando todo lo que había aprendido y creyendo que, ya sin participar en el rodeo, al menos podría dedicarse a entrenar caballos. Tras esto, Brady se propone domar un caballo llamado Apollo (sí, como el dios griego al que todos temían y sólo podía ser contenido por sus padres. Dios asociado a la luz y a los cielos, a las plagas y a las enfermedades, pero también a la curación y a la protección, dios de la transición de la juventud a la adultez, protector de rebaños y pastores), y también lo logra con facilidad, pero comienza a sufrir de los síntomas de la convulsión parcial compleja, causada por su accidente y agravada por el movimiento de los caballos. Después de un violento episodio de convulsiones, Brady tiene que acudir al hospital donde los doctores le dicen que, por su padecimiento, no puede montar caballos.



4-Depresión: Brady comienza a perder todas sus esperanzas de volver a su vida anterior. Tras visitar el hospital, su padre habla con él y le dice que simplemente “a veces los sueños no pueden realizarse”. Esto es muy duro para el joven, ya que su padre siempre fue el que lo alentó a ser un vaquero, a ser lo que en ese contexto se entiende por “un hombre fuerte”. Posteriormente, Brady va a visitar a su amigo Lane Scott, quien se encuentra en un hospital de cuidados intensivos tras haber sufrido un fuertísimo daño cerebral en un accidente en el rodeo. En esa visita, ambos se visten con la indumentaria clásica de vaquero y juegan a montar un pequeño toro de juguete. Tras un abrazo, se despiden y Brady regresa a casa en su camioneta. En el trayecto observa los enormes pastizales que solía recorrer a caballo y, tras comprender que no podrá volver a esa experiencia, comienza a llorar por primera vez en toda la película. Tiempo después, el caballo Apollo escapa de su corral, lesionándose una pata irremediablemente. Esto significa que tiene que ser sacrificado y Brady, al verse reflejado en él, no puede darle el tiro de gracia, así que es su padre quien tiene que hacerlo. El protagonista encuentra más paralelismos entre él y Apollo: en una conversación con su hermanita Lilly le cuenta que “él se lastimó como Apollo y que si él fuera un caballo también lo hubieran sacrificado, ya que Dios les da un propósito a todos, el de un caballo es correr por la pradera y el de un vaquero es montar.” Así, Brady Jandreau se percibe a sí mismo como alguien ya sin un propósito en la vida, y poco después, se decide a participar en el rodeo a sabiendas de que podría costarle la vida.


5- Aceptación: esta es una de las etapas más difíciles, ya que suele tomar tiempo aprender a aceptar y convivir con las realidades que resultan desagradables y dolorosas. Brady, momentos antes de regresar al rodeo observa a su familia detrás de una cerca, ellos lo observan a él y su hermana Lilly, como si no comprendiera el grave peligro, lo saluda con toda la naturalidad y lindura que la caracteriza. Durante toda la película Brady demuestra admiración por su hermana, la cuida y comprende, nota que está en una edad de transición y se atreve a realizar cosas nuevas. Tal vez por esto, justo en la entrada del rodeo, a punto de entrar a montar, Brady desiste, da media vuelta y abandona ese recinto, para reunirse con su familia, comenzando a aceptar su nueva vida alejado de los caballos.


Algunos críticos han enmarcado a esta película dentro del género western, lo cual resulta difícil de creer ya que nuestro protagonista no es el típico vaquero de aquel género. Brady no cuenta con una pistola, ni se muestra temerario como los héroes del típico western, tampoco puede montar a caballo, la historia tampoco transcurre en tiempos pasados, pero sí podemos encontrar en esta película los elementos típicos del género como las enormes praderas, poblados decadentes sin esperanzas y, sobre todo, un conflicto que desemboca en un duelo, sólo que el duelo, como lo vimos, es diferente.


 

Interlatencias Revista

Diciembre 2021

Comentarios


  • Blanco Icono de Spotify
bottom of page